En teoría, Batman, Superman, Spiderman, X-Men, Los Vengadores y compañía son los defensores de los débiles, figuras sobrehumanas que luchan desinteresadamente contra los villanos del mundo. Sin embargo, según la investigadora Sarah M. Coyne, de la Universidad Brigham Young, en Utah, esos valores no calan demasiado entre sus admiradores más pequeños. Esta psicóloga ya había advertido antes que la cultura de las princesas Disney ayudaba a perpetuar los estereotipos sexistas.
El nuevo estudio de Coyne apunta que los niños en edad preescolar más expuestos a las andanzas de los superhéroes –tan en boga en los últimos tiempos– adoptan un año después los aspectos agresivos de su conducta, en vez de los altruistas. La experta lo atribuye a la complejidad de las películas, las series o los cómics protagonizados por esos personajes, donde se entremezclan las peleas y las justificaciones morales: las mentes tiernas serían incapaces de extraer la lectura edificante.
Además, el consumo de historias violentas parece desensibilizar de algún modo a las criaturas, que se muestran menos empáticas ante las víctimas cuando ven escenas similares en las pantallas o incluso en el patio del colegio.
De todos modos, Coyne no cree que los padres deban eliminar totalmente a los superhéroes en la dieta audiovisual de sus vástagos. "Mi hijo de tres años se disfraza de Spiderman y finge que lanza telarañas con los dedos, pero también canta las canciones de Frozen y hace de Elsa. Los superhéroes son una parte mágica de la infancia; la clave está en el equilibrio y en hablarles de personajes en los que predominen los valores positivos", aconseja la experta.
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