sábado, 3 de enero de 2015

Por Qué Deberías Darlo Todo En Cada Beso

Besas bien, ¿no? La vida es prosa, y la prosa son historias de amor, de besos. A quién no le gusta el arrugamiento bucal, ¿eh? Que levante la mano, que lo desterramos. El beso seco, el hollywoodiense, el francés, el beso de lado, de apretón o el cazador; aunque el succionador del labio inferior es de los mejores. ¿Cuál es tu preferido? Venga, si has dormido solo aceptamos también el beso “made in” abuela, el que tradicionalmente te dan en la frente. Mientras escoges, te contamos las ventajas de comerse la boca -puedes leerlo mientras le das a la lengua, claro que sí, para meterte más en el asunto-.

¿Gesto femenino?
Dicen las (malas) lenguas que el beso es solicitado mayoritariamente por la parienta, y que necesita más de este. No nos gusta demasiado esta generalización, ¿vosotros qué pensáis?

Tú eres de calidad, nene
Con los besos, aprendemos a conocer la “calidad genética” de nuestra pareja. Así, sabemos si somos compatibles o no.

¿Te la meto? Sí, pero la lengua, por favor
Según la página www.mejorconsalud.com, el beso es incluso más importante que el sexo. Ayuda a “encontrar intimidad en la otra persona, a reforzar lazos y alimentar la relación”. Yummy.

Beso y estabilización, ipso facto
Hay informaciones que apuntan a que el beso es el signo de que una relación es sana, estable y feliz. Bésate todo lo que puedas, milenial.

Culminación… el orgasmo de la lengua
Los besos suelen ser, a la vez, el primer contacto físico y la culminación de cuando alguien te pone tontorrón… ¡splash!



Recapitulando…¿por qué deberías darlo todo en cada beso? Porque quizá no haya otro igual, porque eso de menear salivas al ritmo de lengüetazos o juntar mofletes es la rehostia y porque es, junto con al abrazo, una de las muestras más cariñosas y reconfortantes que existen. Un besico te quita todas las penas y te llena de energía, te da vida, te enciende cual mechero on fire. Una razón más, por si todavía no te he convencido: con un beso, sobre todo si es robado, todas las bocas callan y, muchas veces, la economía de las palabras ayuda a que una relación sea fructífera. Bésame, bésame mucho, como si fuera esta noche la última vez y estuvieras de copazos con Prince y Tom Jones.

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