domingo, 14 de diciembre de 2014

La Maldita Costumbre Acaba Con Nuestras Vidas

¿Alguna vez te has sentido como si cada día fuera un deja vu: haces lo mismo, quieras o no? ¿Sientes un aburrimiento desgarrador en las mañanas al tener que levantarte a realizar las mismas tareas una y otra vez? ¿Quisieras chasquear tus dedos y desaparecer? ¿No soportas tener que rendirle cuentas siempre a los demás, como si tú fueras un esclavo quien debe hacer lo que otros desean y no lo que tu propia libertad te exige? ¡Bien! ¡Tenemos un problema! Ese aniquilador de vidas se llama costumbre. Alguien alguna vez escribió:

“La costumbre es la más infame de las enfermedades porque te hace aceptar cualquier desgracia, cualquier dolor, cualquier muerte. Por costumbre se vive con personas odiosas, se aprende a llevar cadenas, a padecer injusticias y a sufrir”
La verdad muchas veces duele, pero el acostumbrarse a llevar un estilo de vida precario, eso es la muerte misma. ¿Te equivocaste y estás junto a una persona a la cual no le importas ni se preocupa si siquiera un poco por ti? ¡Rompe las cadenas de tu esclavitud! Aléjate y busca a alguien más: imposible que entre mil millones de seres humanos no haya alguien cientos de veces mejor. ¿Estás que matas a tu jefe porque odias tu trabajo? ¡No lo hagas! Simplemente vete. Hay muchos lugares donde en verdad sí te valorarían. ¿Detestas la maldita rutina y su terrible facilidad de estancarnos y acabar con nuestro semblante como si estuviéramos ejerciendo una huelga de hambre? Busca nuevas y divertidas opciones. El hecho de amanecer cada día abre la entrada a un laberinto: demasiados caminos, unos llevan a cosas espectaculares, y otros, aunque no conduzcan a ningún lado, dejan valiosas lecciones. Cuanto más estés en ese laberinto, mejor te conocerás y poco a poco irás encontrando la salida hacia el éxito y la felicidad.

“La costumbre es el más despiadado de los venenos porque penetra en nosotros lenta y silenciosamente”
Así es. Si uno no hace nada para frenar ese veneno, será demasiado tarde. No esperes ni un minuto más pensando: “después de este trabajo, me dedicaré a lo que me gusta”, “le voy a dar otra oportunidad porque me prometió que cambiará”, “no tengo otra opción diferente a llevar esta vida. Fue la que me tocó”. ¡Despierta de una vez! Tú eres el edificador de tu vida. Nadie la elige por ti. Es tu decisión. Quejándote no vas a transformar tu realidad, sino vas a gastar energías innecesariamente. Si quieres seguir viviendo bajo el yugo de la maldita costumbre, es tu elección. ¡No culpes a otros por tu decisión…! Siempre hay una mejor opción, ¡actuar ahora!

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