Libros y más libros. Fórmulas, repeticiones. Sobre todo, repeticiones. Estamos aprisionados, intelectualmente hablando. Desde que entramos en la escuela, estamos programados para producir y socializarnos, y no para potenciar nuestra creatividad. Así lo afirma Claudio Naranjo, discípulo de Fritz Perls, uno de los grandes terapeutas del siglo XX, y la viva imagen de Jean-Jacques Rousseau. Así, el colegio se convierte en una especie de engranaje donde el tiempo y la cantidad son más importantes que la inspiración, la reflexión y la calidad. La educación occidental nos pone de cara a la pared y debemos revelarnos. “La persona necesita alimentarse de otra cosa que conceptos” y escapar de la domesticación.
Cuando una persona alcanza la edad adulta, muchas veces entra en crisis al toparse siempre contra el mismo muro: la necesidad de escoger. La comodidad en la que se ha acostado la mayor parte de la sociedad de esta parte del globo terráqueo se traduce en crisis existenciales. ¿Quién no ha sentido alguna vez esa angustia?
Por eso, en Código Nuevo hemos querido hacer una pequeña aproximación al problema. El dilema es el sentido de la vida. ¿Cuál es? ¿Dónde está? Y todo ese tipo de preguntas que necesitamos respondernos. Partimos de la base de que muchas de ellas no tienen una contestación definitiva, ya que, aunque creamos que sí, siempre podemos reinventar y mejorar nuestra historia. Pero, ¿cómo podemos llegar a esta conclusión si, desde la base, no existe una motivación para devolverle a la persona su libertad, la espontaneidad y la capacidad de conocer sus propios deseos?
Si te rugen las tripas… haz caso al instinto
No es tan difícil. Para Claudio Naranjo, existen tres cerebros: tenemos cabeza (cerebro intelectual), corazón (cerebro emocional) y tripas (cerebro visceral o instintivo). “Tiene que ver con la conciencia misma. Tiene que ver con aquella parte de la mente de la que depende el sentido de la vida. Se está educando a la gente sin ese sentido”. Aunque nos creamos que la nuestra es la sociedad civilizada, es la enferma. Que no os roben vuestro tiempo, ni vuestra consciencia… ni mucho menos vuestra vida. Vosotros sois los dueños y señores de vuestro camino, los culpables, los responsables, según la situación. Mileniales, no debemos olvidar la importancia del diálogo interno, practicado en todas las tradiciones espirituales. Con esto, unas dosis de silencio y recuperando la belleza, “la capacidad de reverencia, de asombro, de veneración, de devoción”, como explica Naranjo, os sentiréis preparados para quitaros el bozal y liberaros de las cuerdas que os atan y os asfixian.
¿Listos?
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