¿Te reñían constantemente de pequeño (y ahora) por tener tu habitación desordenada? ¿Eras el típico chico o chica con los apuntes más desastrosos de toda la clase, incapaz de entender cómo los empollones conseguían tenerlos impolutos y perfectos? ¿Eres caótico por naturaleza y sientes que, por más que lo intentes, no podrás cambiar nunca?
Si has respondido que sí a estas preguntas, sigue leyendo porque esto realmente te interesa.
Existen muchas ideas preconcebidas sobre las personas desordenadas; alguna malas, como que son incapaces de organizar su propia vida y que son emocionalmente inestables. Otras buenas, entre las que destaca que una personalidad caótica es sinónimo de una mayor creatividad e inteligencia. Pues bien, parece ser que este último mito se ha demostrado científicamente.
El psicológico y científico Kathleen Vohs, de la Universidad de Minnesota, se disponía a demostrar que la leyenda urbana de los desordenados creativos era falsa, y estudió la relación que había entre algunas personas y cómo de ordenadas estaban sus habitaciones. Finalmente vio que se equivocaba.
Descubrió que las habitaciones híper mega ordenadas pertenecían a personas con un pensamiento más racional, y aquellas donde reinaba el más absoluto caos eran de personas con un “pensamiento creativo”.
Según el estudio de Vohs, el pensamiento creativo es propio de personas que piensan fuera de las normas comunes. Siempre alejadas de lo convencional. Lo que para una persona ordenada sería una auténtica barbaridad, como dejar en el suelo la ropa limpia que se pondrá mañana, para alguien caótico el suelo es el mejor sitio para tal propósito. Se trataría de una especie de caos totalmente controlado.
Y eso convierte a las personas desordenadas en ganadores potenciales. Su pensamiento fuera de lo que se consideran las líneas racionales les proporciona una capacidad especial para afrontar problemas. Son capaces de encontrar soluciones que a nadie más se le ocurrirían. Y del orden, ya se ocupará otro.
Y por supuesto, la creatividad es un valor muy cotizado en las empresas. Nadie podría pensar que tu jefe te vaya a reñir por tener tu escritorio manga por hombro (como hacían tus padres cuando eras pequeño) mientras tu creatividad ayude a mejorar los números.
Así que si eres desordenado, ¡siéntete muy orgulloso! Muchos son los genios que se han caracterizado por no ser capaces de encontrar el orden, el equilibrio, y sin embargo haber brillado con luz propia por encima de cualquier otro. El caso típico de genio desordenado en el que muchos pensaréis es el del físico Albert Einstein. Un hombre de aspecto desaliñado, que reconocía no ser capaz de ordenar su escritorio y que de niño fue considerado un mal estudiante. Sin embargo, ¿alguien puede discutir que su mente fue una de las más brillantes del siglo pasado?
Sin embargo, no se debe confundir el desorden “natural” de una persona con la simple vagancia o la dejadez. Tener tu cuarto inundado de porquería y trastos viejos no significa siempre que seas un genio: tal vez necesitas limpiar un poco (por no decir que quizás seas algo guarro).
Y es que no hay nada que pueda afectar más a tu rendimiento que un lugar de trabajo excesivamente desordenado, a no ser que esto forme parte de tu personalidad, de tu modo de funcionar. Si crees que el desorden te influye negativamente, te toca arremangarte y hacer limpieza.
Tú te conoces mejor que nadie, así que… ¿vas a dejar la ropa limpia en el suelo o la guardarás finalmente en el cajón?
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