lunes, 3 de marzo de 2014

La imperceptible ‘Espiral del Silencio’

A veces nos preguntamos (yo sí) por qué hacemos, nos inclinamos, decidimos o participamos en determinadas situaciones… Jamás reconoceríamos que, en buena medida, las cosas que nos “gustan” son la consecuencia de un menú “orquestado” por quien nos dirige. Ell@s son, en pleno siglo XXI, los constantemente nombrados mercados y sus múltiples disfraces. Lo hacen a través medios de comunicación, especialmente los de mayor difusión e influencia. Si no “entramos por el aro” nos proporcionan (de una forma sutil y casi imperceptible) uno de los mayores males sociales: el aislamiento personal. A esto se le conoce en el periodismo como la “Espiral del Silencio”.

Dice el Diccionario de la Real Academia que lo imperceptible es todo lo que “no se puede percibir o que casi no se nota”. Esa definición, describe también el famoso axioma de las Ciencias de la Información que, activa o pasivamente, se traslada al lector, oyente o espectador cada día y para toda la actualidad, también deliberadamente elegida.
Si interesa que creamos que la crisis obliga a bajar el nivel de vida, acabaremos pensándolo con una mera repetición del mensaje. De hecho, está pasando. Otro ejemplo: si no te gusta el fútbol, tu círculo social se reduce ya que a casi todo el mundo le “agrada”. Si no te interesa el balompié y estás en una cafetería con amigos que se debaten entre Messi y Cristiano Ronaldo, el que quedas fuera de juego eres tú.

Ésa es la “Espiral del Silencio” en tu día a día, la sombra de una “falsa rareza” por tu parte en caso de que no te interese lo oficialmente interesante. Hablamos de lo que quieren que hablemos, opinamos en los sentidos exactos que se espera que lo hagamos, y casi nadie se da cuenta. Seguramente creerás que eres libre, pero estoy aquí para decirte a la cara que no. Actúas conforme a la norma por tu necesidad antropológica de los seres sociales: ser aceptado por la colectividad.
¿Cómo salir de la espiral del silencio? Lo primero es darse cuenta de su existencia. Lo segundo, abrir el abanico de tus recursos formativos e informativos. Debes acudir a fuentes especializadas para informarte de la actualidad, contenidos que desvelen la intencionalidad de los medios de comunicación masiva, incluido el por qué quieren que opines (por ejemplo) de la crisis. Quizá ni exista. Sí, parece una locura, por eso no lo decimos, no vaya a ser que nos convirtamos en inquilinos de la famosa espiral. Nadie quiere eso y es ahí donde está la llave del poder.

De esa forma (intentado encontrar el qué, quién y el por qué) tendrás la capacidad descriptiva de la realidad, sin adscribirte a movimientos de conciencia colectiva “orquestados”. Sean blancos o negros, vengan desde arriba o abajo, surjan de derecha a izquierda o desde dentro a fuera. Son sólo opciones, nunca el conocimiento exacto de los hechos (incluidos los no comentados) se conoce a través de un solo libro, televisión, asignatura, periódico o credo.

Un escritor español describió porqué opinamos más que sabemos y sin real conocimiento de lo que enunciamos. Fue precursor de la “Espiral del Silencio”, teoría nacida en 1977 de la mano de la autora alemana Elisabeth Noelle-Neumann. Él era Josep Plá. Su frase: “Es mucho más difícil describir que opinar. Infinitamente más. En vista de lo cual, todo el mundo opina”.

Resultado: piensan por ti y te facilitan los argumentos, es un plan perfecto. Tú no le dedicarías tanto tiempo. Escala en la espiral y sal a la superficie. Te lo mereces.

Felices días tod@s

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