─ Un día, mientras caminaba por la calle un candidato de un importante partido político a la presidencia de la República, es trágicamente atropellado por un camión y muere. Su alma llega al paraíso y se encuentra en la entrada con San Pedro en persona.
─ Bienvenido al paraíso, le dice San Pedro. Antes de que te acomodes, parece que tenemos un problemita. Verás, muy raramente un alto político ha llegado aquí y no estamos seguros de qué hacer contigo.
─ Lo que haremos será hacerte pasar un día en el infierno y otro en el paraíso, y luego podrás elegir donde pasar la eternidad. San Pedro acompaña al candidato al ascensor y baja, baja hasta el infierno.
─ Las puertas se abren y se encuentra justo en medio de un verde campo de golf. A lo lejos hay un club house y de pie delante de él están todos sus amigos políticos que habían trabajado con él, vestidos con traje de noche y muy contentos. Corren a saludarlo, lo abrazan y recuerdan los buenos tiempos en los que se enriquecían a costa del pueblo.
─ Juegan un agradable partido de golf y luego por la noche cenan juntos en el club house con langosta y caviar. Se encuentra también al Diablo, que de hecho es un tipo muy simpático y se divierte mucho contando chistes y bailando.
─ El político recién fallecido se está divirtiendo tanto que, antes de que se de cuenta, es ya hora de irse. Todos le dan un apretón de manos y se despiden de él antes de que se suba al ascensor. El ascensor sube, sube, sube, y se reabre la puerta del paraíso donde San Pedro lo está esperando.
─ Ahora es el momento de pasar al paraíso. Así que el candidato pasa las 24 horas siguientes pasando de nube en nube, tocando el arpa y cantando.
─ Antes de que se de cuenta, las 24 horas ya han pasado y San Pedro va a buscarlo.
─ Ya has pasado un día en el infierno y otro en el paraíso. Ahora debes elegir donde deseas pasar tu eternidad. El Hombre reflexiona un momento y luego responde: Bueno, el paraíso ha sido precioso, pero creo que he estado mejor en el infierno.
─ Así que San Pedro lo acompaña hasta el ascensor y otra vez baja, baja y baja hasta el infierno. Cuando las puertas del ascensor se abren se encuentra en medio de una tierra desierta cubierta de porquería y desperdicios. Ve a todos sus amigos vestidos con trapos, que están recogiendo los desperdicios y metiéndolos en bolsas negras.
─ El Diablo se le acerca y le pone un brazo en el cuello. No entiendo, balbucea el Candidato. Ayer estuve aquí y había un campo de golf y un club house y comimos langosta y caviar y bailamos y nos divertimos mucho. Ahora todo lo que hay es una tierra desierta llena de desperdicios y mis amigos parecen unos miserables.
El Diablo lo mira, sonríe y dice:¡Ayer estábamos en campaña!. ¡Hoy, ya votaste por nosotros!
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