jueves, 22 de marzo de 2018

La isla más peligrosa del mundo en la cual poner un pie significa la muerte

La isla brasileña Ilha de Queimada tiene un único faro en la profundidad de la jungla. Cada año el gobierno y expertos viajan a ese lugar para dar mantenimiento y automatizar el faro, pero tienen cuidado de regresar lo antes posible. Cuando fue construido, un hombre y su hija quedaron a cargo de cuidar el lugar, pero murieron más rápido de lo que cualquiera podría haber pronosticado.
¿Cómo morir tan rápido en una isla que se consideraba desierta? Al encontrar sus cuerpos, o lo que quedaba de ellos, la respuesta fue clara: no fue una persona, fueron serpientes.  
Ilha de Queimada se encuentra aproximadamente a 150 kilómetros de Sao Paulo. Pero se cree que en lo que a lo lejos parece una paradisiaca isla brasileña viven cerca de cuatro serpientes por cada metro cuadrado que conforma la isla de 430 mil metros cuadrados. 
Los brasileños conocen la isla desde pequeños, incluso hay leyendas que dicen que hay tantas serpientes venenosas porque los piratas las dejaron para custodiar el oro por el que nunca regresaron. 

Cualquiera que quisiera arriesgar su vida por un mito la perdería en cuestión de minutos, pues si una mordida de la Bothrops insularis, especie endémica de la isla que brilla por su color dorado, pueden matar a un hombre adulto en una hora, imagina lo que cinco mordidas al mismo tiempo causarían.   
Aunque casi nadie se acerca, hay algunos curiosos que arriesgan sus vidas cada año, por lo que el 90% de las muertes causadas por serpientes en Brasil se adjudican a estos dorados reptiles. El veneno de la cobra dorada es tan fuerte que la piel comienza a derretirse antes de matar al afectado. Tal vez por ese imaginario mortal es que la isla es considerada uno de los lugares más mortíferos del planeta, un espacio realmente salido del infierno o por lo menos de las pesadillas de muchas personas.   
Existe otra historia sobre el lugar. Un hombre pasaba con su bote cerca de la isla y vio un árbol bananero cerca de la costa. Entró por él y las serpientes, que se alimentan de pequeños pájaros, pero que a veces no llegan a la isla lo que las hace pasar meses sin comer, atacaron al hombre sin piedad. Este logró huir, pero cuando el bote llegó a la costa de Sao Paolo, él yacía muerto cerca de las bananas que había intentado conseguir. 

Es una isla extremadamente peligrosa, pero sin embargo algunos aun intentan molestar a las serpientes, aunque su vida sea el precio. 

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Nota: solo los miembros de este blog pueden publicar comentarios.