Siete de la mañana, finales de enero, siglo XI, baja edad media. Un caballero regresa al castillo después de una dura batalla. El tío daba pena, iba con la armadura abollada, el yelmo torcido, la cota de malla hecha jirones y el caballo cojeando.
El señor del castillo sale a su encuentro y le dice:
- Pero ¿qué te ha pasado?
- Señor vengo de serviros como os merecéis castigando
duramente a vuestros enemigos de Poniente.
- Pero qué decís, si yo nunca he tenido enemigos en Poniente.
- ¿Ah no?. Pues ahora los tenéis.
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Nota: solo los miembros de este blog pueden publicar comentarios.