Reconócelo: eres pobre. Pero no pobre porque te falte de comer. Tampoco es para tanto. Pero sí que eres pobre para comprar cosas, para beberte unas copas el fin de semana y para tener vida fuera de casa. Por suerte tu trabajo de becario te mantiene alejado de tus amigos. Así no gastas. Muerto el perro se acabó la rabia como quien dice. Y casi es mejor así.
A ti no te vamos a descubrir nada. Ya sabes cómo funcionan las cosas. Esto lo escribimos para que se enteren tus padres. O tu jefe. O el que te dice que te dice medio de coña medio en serio que no te sabes administrar. ¿Pero de verdad esta gente sabe lo que cuestan las cosas? No nos referimos a una barra de pan. Ni al café de Zapatero. Nos referimos al alquiler. A los novios y a las novias –tener pareja cuesta y quien diga que no es porque no la tiene–, al cine, a cenar fuera de casa, a las copas y a las cervezas…Vamos a echar cuentas, a ver que nos sale.
Empieza el mes. Recibimos nuestro salario. Si es digno o no allá cada uno. Pongamos… 800 euros brutos, que estás empezando. Al fin y al cabo estás a prueba –como lo vas a estar el resto de tu vida pero ese es otro tema–. Ya hemos dicho que eres pobre, pero es que este jueves ha venido tu amigo extranjero que conociste en no-sé-dónde. Ha decidido visitar España y tú vas a descubrirle las maravillas del país. ¡Mesonero, un par de cañas!
Y las dos cañas se convierten en 4. O en 6. Con suerte te han puesto de tapa unas patatas fritas… Si Alfonso XIII levantara la cabeza… ¡Las patatas fritas no tapan la consumición y pueden entrar moscas! (Por si no lo sabías, éste es el origen de las tapas). Pero bueno, al fin y al cabo son patatas fritas. Pides la cuenta y, como tus padres te enseñaron a ser buen anfitrión te ofreces a pagar. Échale cerca de dos pavos la birra. Te acabas de fundir 10. Y estamos a jueves.
El viernes no quieres salir. Estás cansado de toda la semana y te apetece un plan tranqui. Pero ¡oh, sorpresa! tus compis quieren tomar algo después de toda esta semana de mierda. Y la broma te sale por casi 20 lereles. Si se lo cuentas a tu padre se ríe de ti. ¿Cómo no te vas a gastar 20 euros en salir con tus compañeros de trabajo? ¿Qué eres, un rarito? La presión social te puede. Hale. 30 pavos y aún es viernes.
Sábado. Hay que quedar: el cine y las palomitas salen por casi 20 euros. ¿Cenar? Entre pitos y flautas casi 30. ¿Tomar una copa? Entre 8 y 15, dependiendo de por dónde te muevas. ¿Sigues queriendo tener pareja? Pues ponte la tele y pilla una mantita, pero que no se te ocurra llamar para pedir unas pizzas.
Eso si vives en tu propio piso. Bueno, tuyo, tuyo, no. Tuyo y de tus dos o tres compañeros de piso. Si tienes suerte y han salido verás la peli en el salón. Si no en tu habitación con el portátil. Y eso si tienes suerte. Porque a las malas estarás en casa de tus padres. Y si es así no queremos saber cómo te lo montas.
En todo caso, te recordamos que si vives en Madrid o en Barcelona vas a pagar los precios más caros de alquiler por metro cuadrado de toda España. Tirando por lo medio cerca de 500 euros. Esperamos que menos.
Espera, espera, ¿hemos dicho 500? ¿Y en un finde te has dejado más de 50? ¿Y nos están pagando 700 y pico? No puede ser. Te quedan unos 150 euros y todavía no has hecho la compra. No has pagado el abono transporte (si eres mayor de 26 no te escapas en Madrid) y todavía te quedan tres interminables semanas para que te vuelvan a pagar. Reza por que nadie cumpla años este mes.
Sí. Casi mejor que te vuelvas a casa de tus padres si quieres tener vida fuera de casa.
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