El mundo está absolutamente repleto de tíos. Tíos hipsters, surferos, skaters, nerds, heavys, pijos, etc. Pero hay una subespecie que, como toda chica de hoy en día sabe, puede presentarse en cualquier forma, origen o modo de vestir: el pesado. Seguramente todas, pero absolutamente todas, nos hemos topado alguna vez con uno o varios de ellos, sobre todo los viernes y sábados por la noche. Puede que sean guapos, o no, puede que salgan solos, o no, puede que estén borrachos, o puede que no, porque la verdad es que hay muchos tíos cansinos, y estos se presentan en múltiples versiones de sí mismos.
1. El pesado de discoteca
Ese tipo de tío es el típico sobas experto en fastidiarte la noche de fiesta. Tú sales con tus amigas después de haber pasado semanas planeando una noche de chicas en la que coincidáis todas para darlo todo, y todo va bien hasta que estás en la barra de la discoteca y se te acerca un pesado de turno. Este es un tío que no importa cómo vaya vestido, no importa que sea un punkarra o que se haya vestido como un señorito andaluz de cortijo, lo que es seguro es que va a ir mamao.
Su modo de actuar consiste en decirte lo guapa que eres en reiteradas ocasiones, invitarte a una copa e intentar convencerte de que es la mejor opción que vas a encontrar esa noche para echar un polvo.
Ten cuidado que no te pille en un día tonto, porque puedes caer en sus garras y luego viene el arrepentimiento…
2. El amigo o conocido pesado
Es ese amigo del grupo que siempre está pendiente de ti, en persona y a través de las redes sociales comentando cada cosa que escribes, y que intenta ser muy cariñoso contigo, tanto que acaba convirtiéndose en un maldito sobas que te hace sentir incómoda incluso aunque solo vaya a darte las buenas noches y preguntarte qué tal. No, tío, no intentes agarrarme de la cintura a la mínima ni juegues a hacerme cosquillas. No lo soporto, y como un día de estos se me cruce el cable, te llevarás un revés con la mano abierta. Un ¡zas! en toda la boca.
3. El pesado-acosador
Es una evolución del amigo o conocido pesado. Va a acosarte no solo enviándote mensajes, sino también a través de las redes sociales. Da igual que le elimines de tu Facebook y te cambies el nombre, te acabará encontrando a través de algún amigo común y alguna maldita foto. Y te volverá a enviar una petición de amistad. ¿Por qué no capta el mensaje? Por lo que para librarte de él seguramente acabes antes cambiando tu número de teléfono y borrando tu cuenta de Facebook.
Mi consejo: no le des nunca demasiada bola a un pesado o se convertirá en pesado-acosador. Están bien para un ratito, para que te suban el autoestima y te inviten a una copa, pero para nada más. Aunque, bueno, si has pensado en salir con un tío que cumpla alguna de estas características supongo que serás una chica a la que le guste que estén encima de ella continuamente, que necesita atenciones continuas y que no le va eso de tener su propio espacio… Y yo en eso ya no me meto. Pero si no, no quieras tener a un pesado en tu vida, ni como amigo.
Así que, chicos, ese popular dicho que reza “Quien la sigue la consigue” está muy bien para que no perdáis la esperanza, pero lo siento, está demostrado que no se cumple ni en el 90% de los casos.
Sigue intentándolo… o mejor no.
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