A veces
no hay mayor soledad,
que estar al lado de alguien,
sentir que poco a poco
se fue creando
un desgarrador abismo
en dos cuerpos
que antaño
estaban unidos.
A veces
no hay mayor frio,
que esas caricias
que pretenden ser ardientes,
pero cuando te tocan
te hielan por dentro,
sin una explicación,
sin una razón aparente,
sin una palabra,
sin un silencio…
cómo puede ser posible
que te hieles en el infierno.
A veces
te das cuenta
que algo ha cambiado,
sin quererlo,
sin pensarlo,
y en ese momento
debes abrazar el futuro,
y, dolorosamente,
romper con el pasado.
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